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martes, 5 de junio de 2018

DESCUBRIR ANDALUCÍA EN MOTO: RUTA POR EL VALLE DEL GENAL (Málaga)


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Nos adentramos en el corazón del Valle del Genal. Aunque en la Ruta de Fray Leopoldo que te describo en el libro, ya tocamos esta zona de la provincia de Málaga, e incluso nos acercamos a la localidad de Igualeja para conocer el nacimiento de este río, que nace en la Serranía de Ronda y se une al río Guadiaro para bajar hasta la costa. En esta ocasión, nos vamos a internar por unas carreteras que siempre me habían llamado la atención pero que hasta hace unos meses no había recorrido nunca. Enamorado como me quedé de las carreteras, de los pueblos que visitamos y del entorno natural que atravesamos, se empezó a fraguar en mi cabeza una posible ruta, que te traigo a este blog por si algún día te animas a internarte en esta zona serrana de la provincia malagueña.
¡Aviso!; no es una ruta apta para los que se agobian en las carreteras estrechas con cientos de curvas seguidas.



   ¿Comenzamos?
La ciudad milenaria de Ronda volverá a ser nuestro punto de partida para comenzar esta ruta. Sólo decirte, que si no la conoces, tendrás que dedicar una jornada entera a la ciudad, ya que es una joya en sí misma y merece ser saboreada sin prisas.
Saldremos de Ronda por la A-369 en dirección Algeciras (ver Ruta a Gibraltar); una carretera que se interna en la serranía y que baja a la costa, entre la Línea de la Concepción y Algeciras. Esta carretera tiene un trazado muy divertido y te regala unas vistas fabulosas, aunque por seguridad, está limitada a 50 km/h (tú verás cómo vas). Mi recomendación es que la disfrutes y te regales las bonitas estampas del valle del Genal, que irá a tu izquierda, con sus bosques de castaños y encinas y sus pueblos blancos salpicando la serranía.

Tras algo más de 30 km, llegaremos a Algatocín, donde encontraremos, en su travesía, la carretera y las indicaciones de los pueblos que han inspirado esta ruta: Genalguacil, Jubrique y Estepona.
A partir de aquí la carretera se estrecha, las curvas se suceden una tras otras con giros inesperados y auténticas paelleras, los árboles llegan a eclipsar la luz del sol, dejándote en penumbra algunos tramos,mientras sigues un descenso pronunciado hasta llegar al río Genal (en los meses fríos, la carretera permanece húmeda casi todo el día, por lo que deberás extremar las precauciones).
Cuando llegues al río, encontrarás la Venta San Juan: un buen lugar para comer y que es asaltada por multitud de visitantes los fines de semana (para el desayuno, no la he visto abierta). En verano suelen bañarse los visitantes de la zona en las aguas del río.
Pasado el puente sobre el río, comenzaremos un ascenso enlazando curva tras curva hasta llegar a un cruce: a la izquierda Jubrique y a la derecha Genalguacil. Ambos pueblos comunican con Estepona, llegando a enlazar ambas carreteras en el Puerto de Peñas Blancas. Nosotros fuimos la primera vez que nos internamos en esta ruta, al pueblo de Jubrique, donde disfrutamos de un bonito paseo por sus calles encaladas, sus rincones plagados de macetas y flores, y su fisonomía árabe que ha perdurado desde tiempos moriscos. Este tranquilo pueblo de 600 habitantes te brinda bellas estampas, como las que se disfrutan desde el mirador de El Peñón Encantado. Intérnate entre sus intrincadas calles y no te dé miedo perderte.


Volvemos sobre nuestros pasos al cruce que dejáramos antes, para continuar hacia Genalguacil, comenzando este recorrido con un descenso hasta otro arrollo de la zona, para comenzar la subida para llegar a esta localidad, conocida por ser un museo al aire libre, ya que cada dos años, organiza un encuentro de artistas en la población, y muchas de esas obras quedan por las calles para adornar el pueblo y para deleite de los visitantes. Mi recomendación, es que aparques la moto en la entrada del pueblo y te adentres entre sus laberínticas calles, descubriendo a cada paso las diferentes obras de arte moderno que salpican la localidad. Seguro que terminas en la plaza del ayuntamiento, donde hay un bonito mirador junto al cementerio de la población y a la Iglesia de San Pedro de Verona. Miradores, terrazas, fuentes (la de las cabezas de burros es la que más me gustó), escaleras,...: ¡tienes que verlo!.





Existe un recorrido a pie, de senderismo, que une Genalguacil y Jubrique, así como muchos otros senderos para internarte en la Naturaleza de esta zona.
Desde Genalguacil comenzaremos un bonito recorrido para llegar hasta Estepona atravesando Sierra Bermeja. Ni siquiera el vídeo que te dejo de la ruta, puede mostrar la belleza del recorrido: su trazado curvilíneo, lleno de subidas y bajadas, curvas de primera cuando comienzas el ascenso del Puerto de Peñas Blancas, las imágenes de la sierra, ese bosque mediterráneo que se cierra sobre tu cabeza, y el escaso tráfico que encontrarás a tu paso, te hace gozar de cada kilómetro que va pasando bajo las ruedas de tu moto. Fue la primera vez que hice este recorrido, pero espero que vengan muchas veces más, porque lo disfruté como un niño al que le regalan un juguete nuevo.

Al coronar el puerto encontrarás un cruce de caminos. Si has llegado desde Genalguacil, encontrarás a tu derecha una carretera con mal aspecto que se interna en el interior de Sierra Bermeja, a tu izquierda la carretera que comunica el puerto con Jubrique (la tengo pendiente para ver cómo es), y frente a ti, la carretera que desciende hasta el interior de Estepona. Desde el puerto de montaña se puede apreciar la ciudad mojada por las aguas azules del Mediterráneo, siempre y cuando el día esté claro. El descenso es pronunciado, y si el ritmo es un poco alegre, puede ser que te veas en la necesidad de tener que darle un calentón a los frenos. Relájate y disfruta de las vistas de la bajada mientras haces que la moto baile contorneándose a un lado y a otro, mientras enlazas curvas. Encontrarás varios miradores en el recorrido, siendo algunos de ellos ideales para sacar esa instantánea que tanto nos gusta publicar luego en las redes sociales.

Tras recorrer los 15 km que separan el puerto de montaña de Estepona, llegarás a este antiguo pueblo de pescadores, que deja la huella de su humilde pasado en su bonito casco histórico de calles estrechas y empinadas, en las que contrastan el blanco de sus fachadas con la multitud de macetas de flores de distintos colores y formas que la adornan. Un refrigerio en la Plaza de las Flores, debe ser una de esas cosas que debes apuntarte como imprescindible. Fuera del casco histórico, Estepona se revela como una ciudad moderna y cosmopolita, que atrae a miles de visitantes a lo largo de todo el año por su estupendo clima y sus muchos atractivos para pasar unos días de vacaciones.


Siguiendo la carretera que discurre junto al paseo marítimo pasaremos junto a su puerto deportivo, por si quieres echar un paseo junto a sus yates, y continuando hacia delante daremos con la incorporación a la A-7 (la autovía que discurre junto al mar) y que tomaremos siguiendo las indicaciones de Cádiz. A pocos kilómetros de Estepona encontraremos una indicación para subir hasta Casares (nuestro siguiente destino) por la MA-8300. Esta carretera la recorrí hace unos 10 años y recuerdo que me gustó mucho por su trazado y por ir acompañado casi todo el recorrido por una tupida arboleda, pero que no disfruté demasiado porque el asfalto estaba en mal estado. En Casares pregunté por la carretera y me dijeron que estaba el asfalto en unas condiciones aceptables para circular (tendré que probarla la próxima vez que me interne por esta zona).
En esta ocasión, continué un par de kilómetros más, hasta encontrar la carretera de Manilva (A-377), que tomé para llegar a Casares y posteriormente a Gaucín. Reconozco que no me paré en Manilva; no me había documentado sobre esta localidad y al no saber si había algo interesante que visitar preferí continuar hasta Casares, que si la conocía de años anteriores y que quería filmar para el montaje del vídeo. No se tarda mucho en recorrer la distancia que separa estas dos localidades, ya que la carretera es ancha, el asfalto parece que lo han arreglado hace poco y las curvas que te vas encontrando son amplias y rápidas, para olvidarte del freno y de la palanca de cambio. Un buen número de aerogeneradores nos acompañarán durante el recorrido hasta Casares que veremos desde la distancia esperándonos. La próxima vez que pase por aquí debo ir más atento por si veo la indicación de "Baños de la Hedionda", ya que en esta ocasión no lo vi, porque pensé que estarían más cerca de Casares y cuando me dijeron que tenía que volver casi hasta Manilva, me dio pereza (queda pendiente).

Las vistas de Casares a medida que te vas acercando son una pasada, y te hacen imaginar cómo serán sus calles y las enormes cuestas para paliar los desniveles. Al ir en moto, puedes acceder fácilmente hasta el corazón de la localidad en la plaza del ayuntamiento, donde encontrarás un busto de su hijo predilecto: Blas Infante. Al ver que había algunas motos aparcadas por detrás de los bolardos, hice lo mismo y me dediqué a refrescarme en una de sus muchas terrazas para reponer fuerzas. Con las pilas cargadas me dispuse a subir al castillo por la calle del Arrabal, pasando junto a la Iglesia de San Sebastián. Pasando bajo una de las puertas de la antigua muralla, ascendí por estrechas calles encaladas y empedradas hasta el conjunto formado por los restos del castillo y el Centro Cultural Blas Infante, ubicado en lo que fue la Antigua Iglesia Mayor de la Encarnación. Tras disfrutar de las imponentes vistas, descendí otra vez al centro de la localidad dando la vuelta por las calles cercanas al cementerio y que se toman rodeando el Centro Cultural. Muy cerca de la plaza, en la calle principal, encontrarás la casa natal de Blas Infante, convertida en centro de visitantes y museo.





Dejaremos atrás Casares continuando por la A-377. El estado del asfalto sigue siendo formidable, el ancho de la calzada continúa siendo amplio, pero el trazado cambia con respecto al tramo hasta Casares-Manilva; las curvas se suceden y el radio de algunas de ellas pueden sorprenderte si te despistas con las vistas de la sierra. Un bonito recorrido que nos llevará a pasar otra vez sobre el río Genal. A medida que vayamos llegando a Gaucín, veremos su silueta blanca sobre la loma de la montaña, así como la torre del castillo del Águila, que se yergue como la guinda del pastel.

Pueblo de calles laberínticas, muy enfocado al turismo, con muchos locales de restauración y terrazas donde poder detenerte a disfrutar de la tranquilidad del pueblo. Hace unos años, se podía acceder al interior del castillo libremente; hoy tiene un horario, por lo que debes informarte de este si quieres visitarlo para disfrutar de sus vistas a ojo de águila.



Desde Gaucín, cada uno deberá decidir cuál es el camino que más le conviene para regresar. En mi caso, subí por la A-369 hasta Ronda, volviendo a disfrutar de esta carretera y de las vistas de sus pueblos y miradores. Como venía con tiempo, en lugar de volver por la carretera de Campillos, que sería lo más corto, decidí regresar por la carretera de Arriate para tomarme un café en Setenil de las Bodegas, que siempre "mola".

Espero que te haya gustado la ruta y que te animes a realizarla: no te defraudará.
Nos vemos en la carretera

1 comentario:

  1. Tiene que ser una ruta muy bonita. Cuanto tiempo tardaste en hacerla,que me gustaría hacerla.

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